."SabÃa dónde estaba el Departamento de Pensiones; pasarÃa por allà para averiguar si Mma Tsolamosese seguÃa cobrando la pensión. De ser asÃ, entonces tendrÃa que intentar que le proporcionaran su dirección. A lo mejor serÃa difÃcil, pero no imposible. HabÃa una tendencia en la Administración Pública, a tratar todos los datos como confidenciales, aunque resultase obvio que no lo fueran, pero Mma Ramotswe habÃa descubierto que normalmente habÃa formas de sortear el asunto.
―Si, ―dijo el funcionario―.Existe una viuda con ese nombre. Recibe una pensión del Departamento de Prisiones.
Mma Ramotswe sonrió. ―Gracias, Rra. ¿PodrÃa darme su dirección? Tengo que entregarle una cosa.
El funcionario negó con la cabeza.
―No, no puedo hacer eso. Los datos de los pensionistas son confidenciales. No podemos tener a todo el mundo paseándose por aquà en busca de direcciones. Me es imposible dársela.
Mma Ramotswe respiró hondo. HabÃa ocurrido precisamente lo que se temÃa, y sabÃa que tendrÃa que ser extremadamente prudente. Este funcionario no era listo, y la gente asà podÃa demostrar una notable tenacidad en lo referente a las normas. Como no distinguÃan las peticiones importantes de las que no lo eran, seguÃan las normas al pie de la letra. Y no habÃa manera de hacerles entrar en razón. La mejor táctica era que dudaran de las normas. Si se les convencÃa de que la norma querÃa decir algo distinto, tal vez pudiera conseguir algo. Pero serÃa delicado.
―Pero eso no es lo que dice el reglamento, ―objetó Mma Ramotswe―. Nunca me meterÃa con su trabajo –un hombre listo como usted, no necesita que una mujer le diga cómo hacer su trabajo- pero me parece que ha entendido mal la norma. El reglamento dice que no se puede proporcionar el nombre de un pensionista. Pero no dice nada sobre su dirección.
El funcionario siguió negando con la cabeza. ―Me temo que se equivoca, Mma. Yo soy el que conoce el reglamento. Usted es el público.
―Si, Rra. Estoy segura de que es usted muy bueno con todo lo que tiene que ver con el reglamento. Estoy segura que este es su caso. Pero a veces, cuando uno tiene que saber tantas normas, puede llegar a confundirlas. Usted se refiere a la norma número 25, que en realidad corresponde a la 24 (b), epÃgrafe (i). Se refiere a esa. Es la que dice que no deben revelarse los nombres de los pensionistas, pero no hace ninguna referencia a las direcciones. La que trata sobre las direcciones es la número 18, que acaba de ser cancelada.
Mma Ramotswe -