Esa, dijo, y aquella de allí; aquella que es la ternera de una vaca que mi padre llamaba la valiente, esa otra que viene desde lejos, por aquel lado, y es muy fuerte; la de allí, la que tenía un padre con un solo cuerno. El ganado se fue juntando, mugiendo, observándola con sus grandes ojos marrones, moviendo la cabeza para alejar a las moscas; hacía calor esa tarde y hasta los árboles parecían marchitos; había polvo, levantando por el ganado al moverse; se oía el sonido de los cencerros atados alrededor del cuello de algunas cabezas del rebaño. Eran las que hacían música para las demás, como decía su padre.
Música para las demás
Actualizado: 15 jun 2022
Mmmm, hacer música para los demás. Me gusta.