A la señora Rupa Mehra le encantaba recibir postales de felicitación llenas de rosas.
Si al leer el capítulo, te sientes un poco perdido con los personajes, aquí tienes un resumen.
Que en tu cumpleaños
broten los capullos
que encontraras a lo largo del
camino hacia la perfecta
felicidad
que la vida te promete hoy.
mihidana:
Mihidana es un dulce indio, originario de Bengala Occidental.
Se componen de varias mezclas de harina y arroz con azafrán, al que se pueden añadir uvas, cardamomo, naranja…
“Cuando yo era pequeña en mi pueblo, solíamos ver a los chicos vendiendo mihidana en las calles y como niños disfrutábamos del dulce y sabroso mihidana. Que dulces recuerdos”
El vagón de las "leidys"
En muchos trenes indios tienen asientos reservados solo para señoras. Suelen estar localizados en un compartimento separado, conocido como
“el compartimento de las leidies”, y están pensados para proporcionar a las mujeres un viaje cómodo y seguro. Las mujeres también pueden escoger reservar asientos en compartimentos mixto si ese es su deseo.
Además la red de ferrocarril indio ha hechos significativos esfuerzos para mejorar la seguridad y comodidad de sus pasajeras, instalando cámaras y aumentando la presencia de personal femenino en el servicio.
dhobi - ghat : Ghat, dedicado a lavar la ropa.
La primera vez que fui a un Dhobi Ghat no tenía ni idea de lo que iba a descubrir. Cuando te cuentan que vas a ver las lavanderías públicas de Mumbai (una ciudad de 14 millones de habitantes) vas más o menos preparado para algo sorprendente. Pero una vez allí, quedé literalmente boquiabierto.
Primero su extraño paisaje. Las características hileras de pilas de piedra, los tejados, las cientos de prendas tendidas casi organizadas por colores, el chapotear del agua, las callejuelas serpenteantes, el constante trajín de personas…
Luego uno se fija mejor y encuentra detalles. La curiosa forma de sujetar la ropa enrollando las cuerdas (sin pinzas), la limpieza sin jabón (utilizan sosa cáustica) o el hecho de que sólo trabajen hombres.
También se adivina la pulcra organización de las distintas personas que trabajan en Dhobi Ghat, la ‘cadena de producción’, los distintos roles y especializaciones de un trabajo con siglos de antigüedad. Quien lava, quien seca la ropa, quien plancha, quien limpia las pilas, quien tiende, quien recoge, quien clasifica y marca cada prenda. Incluso quien lleva té a los trabajadores como un malabarista entre la multitud sin derramar una gota.
Quienes aquí trabajan son los dhobi, una casta de lavanderos. Se encuentran entre las más humildes del sistema de castas del hinduismo ya que son una ‘subcasta’ de los Dalits o ‘intocables’. Son unas 200 personas y viven aquí en familias, generación tras generación, ya que la casta y por extensión el oficio asignado son hereditarias.
La mayor parte de su trabajo es la limpieza de la ropa de hospitales y hoteles de la ciudad, pero también hay muchas empresas que contratan sus servicios para mantener limpios uniformes y otras prendas.
Entretenerse y caminar por entre las calles de Dhobi Ghat significa encontrar cientos de historias diferentes, entre el barro y el agua. Son historias muy alejadas de nuestro modo de vida, nuestros marcos de referencia, nuestras urgencias y prioridades cotidianas. Es un planeta en sí mismo, Dhobi Ghat, habitado por personas que casi nunca salen de aquí y realizan su tarea en turnos, sobreviviendo, y a pesar de todo generosos con el extraño viajero que se encuentra ante ellos, observando y preguntando. Significa encontrar las sonrisas de acogida y la hospitalidad de algunas de las gentes más humildes del planeta.
Fabuloso y muy impactante el fenómeno social y vital de los lavanderos y su universo/país cerrado.